sábado, agosto 29, 2015

"Raúl Magario fue el que contó el dinero del secuestro de Born"

Diego Sehinkman, periodista y psicólogo, entrevistó a la diputada nacional Verónica Magario para La Nación



La entrevista tuvo lugar en la intendencia de La Matanza, en San Justo. 

Como si fuera una sesión real, podríamos empezar por el padre. Hábleme de este hombre (foto de Raúl Magario, tesorero de Montoneros en los 70) 

—No fue mi maestro político: es mi padre y sigue siéndolo, con las grandes diferencias que hemos tenido siempre. Por supuesto que esto me permitió nacer en una cuna peronista y vivir como hija de un militante. 

Si usted tuviera que contar quién fue él, ¿qué diría? 

—Un militante de la época de los 70, con sus errores y con las grandes diferencias que hubiéramos tenido si yo hubiera tenido edad para poder. 

Pero espere, ¿qué fue su padre? 

—Un militante de los 70. 

¿Se da cuenta cómo le cuesta contar qué fue? 

—Dónde militó es otra historia. Vos me preguntaste qué fue. 

Este pasaje del diálogo muestra que todavía la palabra "montoneros" sigue siendo tabú para muchos de los que estuvieron ahí o para sus familiares. 

—Fue militante de Montoneros, sí, es cierto. Hay un gran mito. 

¿Cuál es el mito? 

—Eso tendrías que preguntárselo a él, porque los militantes de aquella época tienen una reserva absoluta. Yo conozco más por los libros que por las propias palabras. 

¿Nunca habló con su padre de aquellos años? 

—Jamás. 

Raúl Magario fue el que contó el dinero del secuestro de Born. Eso muestra el nivel de importancia que tenía. 

—Tuve un gran padre militante que me enseñó lo que era el peronismo. 

¿Pero qué opina usted de aquellos años? 

—La época de los 70 es muy valorable porque aquellos jóvenes daban su vida por sus ideales. Y para nosotros los militantes es muy valorable que nos desprendamos hasta de nuestra propia vida por los demás. Esa generación fue eso, fundamentalmente una generación que concebía transformar por el bien común y lo hicieron con mucho compromiso. 

¿Cómo se siente hablando de este tema? 

—¿Sabés qué pasa? Es la historia de mi viejo, no la mía. Yo tengo otra historia. Y no quiero ser la "hija de" sino que he construido una vida de militancia propia. Nosotros fuimos hijos de la persecución y del exilio. Y hubo dos grandes cosas: una es el silencio de los más grandes. 

¿Un pacto de silencio? 

—Un gran silencio, siempre, eternamente. Y para nosotros los hijos, el pacto implícito era el olvido: hemos borrado mucho. Fue un gran mecanismo de defensa que adoptamos para olvidarnos de aquello que habíamos vivido. 

Su padre estuvo preso y luego fue indultado por Menem. 

—Cuando yo llegué del exilio y empecé a adaptarme de vuelta a la Argentina, en el año 84, cumplía los 15 años. Y al poco tiempo él cae detenido. Yo termino la secundaria, empiezo a trabajar sola con mi hermano y aquel 8 de octubre del 89 yo al viejo le dije. 

El día en que sale indultado... 

—... "hasta aquí llegué, ésta es tu vida, yo te acompañé como hija, pero a partir de ahora empieza mi etapa para construir mi propia vida". Y ahí empezó mi militancia, con mis propios ideales. 


La entrevista continua, pero el propio Sheinkman le resta valor. Al concluir su articulo, en Observaciones, fue lapidario: "El modo en que reelaboró el vínculo con su padre la retrata mejor que sus opiniones sobre actualidad".