viernes, enero 06, 2012

Desarmar el arbolito...

Afortunadamente el simulacro de paz y amor ha finalizado. A guardar el arbolito y desplegar las banderas...



Cada 8 de diciembre, aquellos que profesan el cristianismo, desempolvan los elementos necesarios -sumando por lo menos uno nuevo, por tradición- para armar el arbolito de Navidad. Un ritual que aún continúa uniendo a las familias y que marca el inicio de un proceso que acaba, en la mayoría de los casos, el 6 de enero del año siguiente cuando, tras la llegada de los Reyes Magos, se desarma el arbolito…

La decoración del árbol de Navidad

En Alemania y Escandinavia se adornaron los primeros árboles de Navidad en el siglo XVI y XVII, tradición que luego se extendió a toda Europa. Actualmente, cada elemento que se coloca en el arbolito tiene un significado particular:

- Estrella: en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella de Belén.

- Bolas: rememoran las manzanas de San Bonifacio. Las actuales esferas simbolizan los dones de Dios a los hombres.

- Luces: recuerdan las velas como luz de Cristo.

- Colores: el azul representa la reconciliación; la plata, el agradecimiento; el oro, la alabanza; y el rojo, la petición (aunque parece que no se cumple…)

- El Árbol de Navidad debe poseer entre 24 a 28 esferas, dependiendo de los días que tenga el Adviento, que se van colgando desde el 8 de diciembre hasta Nochebuena, y cada una se acompaña de una oración o un propósito.

-Pasado el día de Reyes Magos, el árbol de plástico es despojado de sus adornos, doblado al medio y guardado hasta el próximo año en una caja, bien arriba, en el placard, para que no moleste. Pese a la perennidad que simboliza, sobrevive menos de un mes: apenas entre el 8 de diciembre y el 6 de enero.

- A partir de ahora, todo vuelve a la normalidad. 


RMT aclara

El consumismo se adueño del sentido de la Navidad y así, los símbolos más que acogidos por su esencia son explotados de un modo descarado para rentabilizar hasta los más sagrados sentimientos de la gente. Lamentablemente hasta Fernando Tomás disfrazó a su hijo -Facundo Tomás- de príncipe para que acompañe su versión apócrifa y prematura de Melkon, Gaspard y Balthazar y llevarse un poco de dicho rédito...